miércoles, 8 de agosto de 2012

LA LIBERTAD ES EL UNICO CAMINO DE LA PAZ.

El viaje del mandatario del régimen cubano, Raúl Castro, a Vietnam y a la Republica Popular China molestó intensamente a su hermano Fidel, comandante retirado y ex-jerarca principal del Castro-estalinismo en Cuba. En su afán obsesivo de prolongar su sistema decadente y sin importarle el sufrimiento del pueblo cubano, Fidel Castro criticó públicamente al régimen de China Comunista. Ahora bien, aunque dicha nación no ha tenido la decencia de garantizar a sus ciudadanos los derechos humanos básicos; por lo menos ha dado pasos concretos para liberalizar su economía e instaurar un sistema de mercado libre al cual ha llamado de manera arbitraria, Sistema Socialista de Mercado. Con su reforma y las grandes inversiones de empresas capitalistas, China Comunista se ha convertido en la segunda economía mundial, después de los EUA. Vietnam ha imitado a China instaurando un tipo de régimen donde existe una economía de mercado sin libertades pero que le permite recoger los frutos de estas reformas económicas. ¿Cuál es entonces el temor que llevó a Fidel Castro a revivir acontecimientos tan distantes en el tiempo como varias décadas faltando a los más elementales principios de decencia y de pudor al desatar su ira contra una persona fallecida como Deng Xiaoping? La respuesta es simple para todo el que conozca al sujeto y esté al tanto de la realidad cubana. Castro está aterrado de que los ciudadanos cubanos--con sus talentos, esfuerzo personal y una economía de mercado--puedan autoalimentarse, desarrollar económicamente a su país y liberarse de la tutela del estado todopoderoso. Y peor aún, para Castro, cualquier éxito del pueblo cubano pondría de manifiesto la incapacidad de su régimen para crear una sociedad próspera y feliz en el curso de su mandato absoluto de más de cinco décadas. Su mediocridad administrativa y su liderazgo ineficaz serían manifiestamente evidentes ante la historia de la nación y de la humanidad. Raúl fue quizás en busca de fórmulas que le permitan iniciar un débil proceso de reformas que le alejen de las fuertes criticas de su pueblo, en especial de instituciones religiosas. Existen, por otra parte, países poderosos interesados en la mano de obra barata y en las leyes débiles el mercado cubano que les permitan sacar cuantiosas ganancias a sus empresas, tal como hacen en los países comunistas de China y Vietnam. Otra de las consideraciones de Raúl Castro y sus acólitos de la cúpula militar y del Partido Comunista es que este proceso de reforma podría facilitar la permanencia de su régimen dictatorial mas allá de sus muertes. Pero si estas fueron sus motivaciones podrían llevarse una gran decepción. El pueblo cubano no está dispuesto a aceptar la fórmula vejaminosa de pan con esclavitud. Siente que ha llegado la hora de pan con libertad. En este sentido, tengamos en cuenta que este mes de julio nos hace evocar grandes ideales y recuerdos de libertad. Un cuatro de julio de 1776 se hizo realidad la grandiosa Revolución Americana que durante 236 años ha iluminado al mundo. Al otro lado del Atlántico, la toma de la Bastilla, en la Francia de1789 promovió los ideales de libertad, igualdad y fraternidad. Y al sur de nuestra atormentada isla, la independencia de los pueblos latinoamericanos, siglo XVIII, fue inspirada en las epopeyas de Francia y los Estados Unidos. Cuba no se quedo atrás en este amor al más sublime ideal político, la libertad. Nosotros también tuvimos nuestro cuatro de Julio, pero de 1851. La Revolución Cubana, inspirada en la del Norte dio inicio en Puerto Príncipe, actual Camagüey, donde cubanos dignísimos dejaron su impronta para el futuro de una Cuba libre. Este grito de Joaquín Agüero fue el paradigma de los gritos de independencia de 1868, 1895 y la formación de la Republica cubana, el 20 de mayo de 1902. Sepan nuestros tiranos que sus ideales de libertad están vivos en la conciencia del pueblo cubano. Yo les digo a mis compatriotas que no nos dejemos engañar por las promesas de bienestar futuro del régimen castrista. Durante más de cincuenta años, ellos han estado viviendo rodeados de lujos y riquezas. Mientras tanto, lo único que han repartido al pueblo cubano, en abundancia y con singular descaro, han sido miserias, hambres y violaciones flagrantes de sus derechos humanos. Ha llegado la hora de que este pueblo se libere de una vez y para siempre del servilismo y del temor al gobierno dictatorial de los Castro. Nosotros tenemos ahora la obligación y la oportunidad de gestar nuestra propia Revolución Libertadora. Porque sólo a través de la libertad y del respeto a nuestros derechos humanos inalienables podremos fundar nuestra República libre y soberana bajo la fórmula martiana del amor triunfante: "Con todos y para el bien de todos". Dr. Oscar Elías Biscet Presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos Medalla Presidencial de la Libertad lawtonfoundation@lawtonfoundation.com – www.lawtonfoundation.com Sígame en: http://www.twitter.com/@oscarbiscet

PARAGUAY DEBE SEGUIR SIENDO UN EJEMPLO DE LIBERTAD

PARAGUAY DEBE SEGUIR SIENDO UN EJEMPLO DE LIBERTAD Dr. Oscar Elías Biscet Presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos Medalla Presidencial de la Libertad lawtonfoundation@lawtonfoundation.com – www.lawtonfoundation.com Sígame en: http://www.twitter.com/@oscarbiscet “Leer al enemigo, pone a prueba la solidez de nuestras defensas”. Siempre están en mi mente estas sabias palabras de Isaiah Berlín. Además fue la respuesta que en varias ocasiones di a los reclusos que convivieron conmigo cuando me preguntaban la razón por la cual yo solicitaba el periódico oficialista Granma. En días recientes este periódico comunista ha mostrado el carácter ambivalente de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Primero fue el informe del Comité contra la tortura y después el informe del Relator del Consejo de Derechos Humanos ambos de la ONU. El panel sobre la tortura exigió al régimen de Castro recabar información sobre las cárceles cubanas. También señaló los serios daños a la dignidad humana de esos reclusos, expuestos a tratos crueles, inhumanos y degradantes que muchas veces produjeron la muerte de estos infortunados. Los miembros de este Comité de la ONU exigieron referencias sobre la muerte por inanición de los prisioneros de conciencia Orlando Zapata Tamayo y Wilmar Villar, así como de Juan Wilfredo Soto, asesinado a palos por la policía política del régimen castrista. Por primera ocasión el Comité de la Tortura de la ONU hizo una exposición real de las graves violaciones de los derechos humanos en Cuba y solicita del régimen acceso para comprobar estos datos. Esto fue un duro revés para la política de engaño y desafío de las instituciones de derechos humanos internacionales por parte de los hermanos Castro y sus acólitos. Después de esta irrefutable denuncia en el seno de las Naciones Unidas los jerarcas comunistas pusieron en función todas sus influencias políticas asociada al poder del dinero y lograron que, un mes después, el Relator de Derechos Humanos hiciera público un informe dictaminando que el régimen de la isla era un ejemplo de buenas prácticas en materia de libertad de reunión y asociación pacíficas. Una maniobra descarada que no engaña a nadie. Este último informe manipulado no puede ocultar la gran realidad cubana: que el régimen de Castro es una dictadura totalitaria donde se persigue y encarcela a sus ciudadanos por solo ejercer su libertad de pensamiento. Y no es que nosotros queramos imponer nuestra ideas en este asunto humanitario. Es la propia Constitución Comunista la que le niega estos derechos elementales al pueblo que se supone debía proteger del abuso de sus gobernantes. Al menos esto es lo que hacen las más avanzadas constituciones del mundo. Pero no la nuestra. La nuestra, en su artículo 62, refiere que ninguna de las libertades contenidas en la misma puede ser ejercida en contra de la construcción del comunismo, ni de los fines del Estado socialista. Quien se atreva a contravenir su mandato será castigado de manera ejemplar. Durante el periodo de gravedad y convalecencia de Fidel Castro, su régimen se debilitó políticamente y los miembros moderados de su partido, en respuesta a la presión popular e internacional, aprobaron los pactos internacionales de derechos humanos civiles y políticos y económicos, sociales y culturales de ONU. Sin embargo, Castro desde su convalecencia, refutó intensamente tales medidas, evitando que el nuevo gobierno legalizara estos derechos inalienables. A la vez, tomo medidas drásticas como la depuración de decenas de miembros moderados de su partido comunista. Una vez más, para evitar equívocos y consolidar su régimen, Castro expuso en sus nuevas mini reflexiones de forma implícita que se debía seguir el camino de Erich Honecker, acusado de asesinatos y fiel oponente a la perestroika y glasnost, y rechazar el rumbo de la liberación económica de la China de Deng Xiaoping. Esta postura autocrática ha vuelto más rígido al régimen de la isla y roto toda expectativa de cambio en aquellos que soñaron ilusamente con libertades bajo los hermanos Castro. Este régimen de La Habana, junto a Chávez, las naciones del Alba, Unasur y otros países están empeñados en romper el orden institucional de la hermana Republica del Paraguay. Para ello, se han negado reconocer la voluntad de los paraguayos ejercida a través de sus representantes en el Congreso Nacional. En total concordancia con las cláusulas de su constitución estos legisladores, democráticamente electos, procedieron a destituir al Presidente Fernando Lugo, un funcionario inepto y corrupto que llevaba al país al desastre institucional y económico. La injerencia sobre la soberanía nacional paraguaya ha sido tan profunda que la comparo con el bloqueo de Berlín por los soviéticos. Este pueblo necesita hoy más que nunca la solidaridad de las naciones libres para que puedan mantener sus instituciones democráticas u su independencia nacional. Realmente, es el momento justo para decir como John F. Kennedy ante el pueblo alemán cuando sufría el bloqueo de Berlín: “Ich bin ein Berliner” (Yo soy un Berlinés). Gracias a esta solidaridad en dignidad y en lo económico la resistencia de pueblo alemán fue efectiva, rompiendo el bloqueo comunista y conservando su libertad. Todos estos hechos heroicos conllevaron a la caída del muro de Berlín y del sistema comunista. La democracia representativa y las libertades inalienables debemos de defenderlas siempre y esto es posible con la solidaridad efectiva hacia la Republica del Paraguay. Los países libres deben parafrasear al presidente Kennedy y decir a una sola voz: ¡Yo soy un paraguayo! De hecho, esta solidaridad desenmascara al viejo y oprobioso comunismo, ya sea que se disfrace de jacobinismo o, estalinismo o, castrismo o, socialismo del siglo XXI. Debemos impedir que este vuelva a gobernar bajo su rígida y despótica forma de dictadura del proletariado. Ruego al Dios Bíblico porque Paraguay mantenga su libertad. Dr. Oscar Elías Biscet Presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos Medalla Presidencial de la Libertad lawtonfoundation@lawtonfoundation.com – www.lawtonfoundation.com Sígame en: http://www.twitter.com/@oscarbiscet

GLORIA A NUESTRA REPUBLICA Y SUS PATRIOTAS

La caída de un sistema social va acompañada siempre de cambios que pueden afectar profundamente el ambiente político, económico y sociocultural de cualquier nación del universo. La Cuba española sufrió al menos tres crisis institucionales importantes que se reflejaron en la vida cotidiana de los ciudadanos de esta hermosa isla. La primera fue la invasión y ocupación de la porción occidental de la isla por los ingleses. Durante un período de un año, la ocupación inglesa trajo consigo un fuerte desarrollo económico y del comercio con la liberación de los obstáculos que la metrópolis española imponía al comercio de sus colonias con otros paises. Otras de sus consecuencias fueron la cesión de la Florida a los ingleses y cambios traumáticos para nuestra patria y sus ciudadanos. La segunda fue la invasión napoleónica a la península ibérica con la toma de Portugal y España. La sustitución del rey despótico y absolutista, Fernando VII. El levantamiento popular español con convocatoria de las cortes de Cádiz y la promulgación de la primera constitución española. Todo esto condujo a la promoción de candidatos cubano-españoles a las cortes. La tercera fue la Revolución de 1868 o La Gloriosa, que resultó en el derrocamiento y exilió de la Reina Cristina. En 1869 se promulgó por las Cortes la segunda Constitución, de perfil liberal. Le siguió un período denominado Sexenio Democrático, caracterizado por ser una monarquía parlamentaria. Esta influyó en los criollos de la isla con el inicio y fracaso de la revolución independentista y la futura instauración de una provincia autónoma española. La Revolución Gloriosa produjo en Cuba el hecho curioso de que la estatua de la Reina Cristina fuera sustituída por la de Cristóbal Colon en la Plazuela de Neptuno; denominada más tarde Parque Central, en la Cuba republicana. La Alameda de Isabel II, La Católica, se construyó por orden del Marques de la Torre en 1774. Andando el tiempo, en 1850 la estatua de Isabel II sustituyó a la de la Fuente de Neptuno en la Plaza de Neptuno. La imagen de la reina niña era de bronce. Siete años después colocaron una estatua de mármol de Carrara de esta reina hecha mujer. En 1863, en esta Plaza de Neptuno fue ubicada la Fuente de la India o de la Habana para luego devolverla a su lugar en la Plaza de la Fraternidad. En 1869, durante La Revolución Gloriosa, fue retirada la estatua de la reina española y enviada a la capilla de la cárcel de la Habana. En el periodo de 1870 a 1875 la estatua de Cristobal Colon fue tomada del Palacio de Gobierno para sustituir a la de la reina. Poco después fue regresada a su lugar de origen. Desde 1875-1899, la imagen de la reina se exhibió en su lugar de origen para ser sustituida por la del prócer José Martí. Eran las 09:00 del 24 de febrero de 1905 cuando se oyeron veintiún disparos salvas de cañonazos y se entono la marcha conocida como Himno Invasor. El acto fue presidido por el primer presidente de Cuba, Don Tomas Estrada Palma. Fue asi como quedó inaugurada la primera estatua al Aposto de la Independencia de Cuba, José Martí. El Generalísimo Máximo Gómez pronunció una breve y patriótica intervención e izó la bandera cubana. También estuvieron presentes en la tribuna Doña Leonor Pérez, madre de Martí; su viuda Carmen Zaya Bazán; el Dr. Carlos J. Finlay; el periodista y patriota Juan Gualberto Gómez y otras personalidades políticas, eclesiásticas, militares y familiares. De hecho, tres años antes se había inaugurado la Republica cubana y, a partir de ese momento, la Plaza de Neptuno ha sido conocida como Parque Central. En este parque fue develada la Estatua de la Libertad, construída de calamina, en agradecimiento al pueblo estadounidense por su apoyo a nuestra guerra de independencia frente a España. Cuba era independiente pero su soberanía se encontraba limitada por la llamada Enmienda Platt. Esta enmienda, impuesta por el gobierno de Washington, fue discutida y aprobada por los delegados a nuestra Constitución de 1901. La opción para estos patriotas era obtener una independencia limitada por la enmieda o arriesgar una independencia que había sido ganada con las sangre de milles de nuestros mejores hombres y mujeres. Con tres votos más a favor que en contra se inclino la balanza por la independencia. Uno de esos votos fue el de Generalísimo Máximo Gómez, que a la pregunta mordaz de un periodista; le contesto, que su voto evitaba involucrar al país en guerras civiles. La historia le dio la razón al consumado patriota y experimentado militar. En su artículo I la Enmienda Platt estipula que su objetivo era impedir que el gobierno de Cuba suscribiera tratado alguno que socavará la independencia de la nación. El artículo II proscribía que se contrajeran deudas impagables. El artículo III estipulaba el derecho del gobierno de los Estados Unidos a intervenir en los asuntos internos de la Isla de Cuba. A pesar de estos privilegios excesivos que se arrogó el triunfador en la guerra hispano americana, los Estados Unidos intervinieron militarmente en nuestra patria en una sola ocasión. La misma tuvo lugar en 1906 y por petición del presidente del Partido Liberal, José Miguel Gómez, quien se encontraba alzado en armas. Acto seguido, el presidente de la Republica Don Tomas Estrada Palma renunció con su gabinete y se consumó la intervención militar y ocupación del país. Finalmente, el 30 de mayo de 1934 la Enmienda Platt fue derogada tanto por la presión popular como por el interés del gobierno estadounidense como parte de su nueva política de acercamiento y de buenas relaciones con América Latina y con Cuba. En realidad, esta independencia política de la Isla condujo a la fundación de la Segunda Republica y a la instauración de la Constitución de 1940, matizada de muchas de las ideas progresistas predominantes en la época. Dos décadas después sufrimos la ocupación del territorio nacional por tropas militares soviética con múltiples bases militares y el establecimientos de misiles nucleares que socavaron la libertad e independencia de la nación cubana. El mandatario Fidel Castro nunca aceptó la constitución de 1940. Gobernó por decreto durante diecisiete años, hasta la instauración del engendro malévolo de la Constitución Comunista. Aunque, de hecho, la Ley de leyes anterior fue parte de su base ideológica para construir su actual régimen comunista. Algunos políticos e intelectuales hacen algunas veces comentarios injustos y fuera de contexto y tiempo sobre nuestra República y sus patriotas. Algunos menosprecian la hermosa obra realizada por aquellos hombres excepcionales y por nuestro pueblo para lograr el nacimiento de nuestra republica independiente. A ellos les decimos que todas las obras de hombres tienen defectos y que, aunque los hubo en nuestra república, las virtudes sobrepasaron con creces a los defectos. Como prueba del estilo democrático y libre de la época nos remitimos a una consulta realizada por la revista El Fígaro. Dicha publicación consultó a ciento cinco personalidades políticas tales como veteranos del Ejercito Libertador, intelectuales, escritores, poetas; para escoger la figura que representaría el espíritu soberano de la nación y construir una estatua que sería colocada en el Parque Central de La Habana. Las encuestas reportaron el siguiente resultado: por José Martí, 16; Carlos M. de Céspedes, 13; Estatua de la Libertad, 8; Luz Caballero, 7; Cristóbal Colon, 5; Cuba Libre, 4; Cacique Hatuey, 2; Feliz Varela, José A. Saco, Ignacio Agramontés, Antonio Maceo y Máximo Gómez, todos con un punto. De la misma manera, esta revista hizo una encuesta popular en que la mayoría se decidió por la efigie de Jose Martí. Nuestra estirpe de cubanos orgullosos de nuestro escudo, nuestra bandera y nuestra historia es sin dudas una garantía de que muy pronto haremos realidad el sueño de nuestros patriotas y fundadores de una Cuba libre, democrática, soberana e independiente. Dr. Oscar Elías Biscet Presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos Medalla Presidencial de la Libertad lawtonfoundation@lawtonfoundation.com – www.lawtonfoundation.com Sígame en: http://www.twitter.com/@oscarbiscet