jueves, 19 de mayo de 2011

JUAN WILFREDO SOTO FUE ASESINADO AUNQUE EL REGIMEN LO NIEGUE UN MILLON DE VECES

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La mentira es un cáncer que destruye los tejidos morales de los seres humanos y de las naciones. En ella, sin embargo, se ha afincado durante más de medio siglo el régimen comunista de Cuba. Su aplicación ha sido consecuencia tanto de la naturaleza diabólica del régimen como de los principios filosóficos sobre los que han basado su teoría y su práctica los precursores del comunismo, Vladimir Lenin, fue quien dijo: “Debemos estar dispuestos a utilizar el engaño, el fraude, la infracción de las leyes, la retención y ocultamiento de la verdad”.

Esta práctica repulsiva ha sido aplicada por Fidel Castro durante todo el tiempo de su mandato y es la misma herencia que ha recibido su hermano. La mentira es el arma mas poderosa utilizada por los castristas que, combinada con la desinformación y el control de todos los medios de comunicación, ha creado los efectos negativos que han hecho posible la prolongación de nuestra pesadilla nacional.

¿Qué es la mentira? Aquello que se dice a sabiendas de que no es verdad. Es sustituir la verdad objetiva por la voluntad subjetiva para servir intereses personales casi siempre espurios. La mentira tiene muchos sinónimos como engaño, embuste, falsedad, falacia, fingimiento, etc. Hay mentiras llamadas piadosas que se dicen para protegerse de peligros o salvar la vida o simplemente no disgustar a alguien; aunque lo correcto es decir siempre la verdad. Como dijo Don José de la Luz y Caballero: “La verdad y sólo la verdad nos pondrá la toga viril”. El mandatario Raúl Castro no tiene idea de este aforismo, porque todo indica que su único fin ha sido, es y será hasta el último momento aplastar todo vestigio de libertad.

Juan Wilfredo Soto García, disidente pacífico fue esposado y después golpeado por la Policía Nacional Revolucionaria en el Parque Vidal de Santa Clara. Horas más tarde falleció de una pancreatitis aguda necrosante traumática. En una nota oficial emitida por el gobierno castrista y leída el 9 de mayo en el Noticiero Nacional de Televisión se dijo que Soto había muerto de una enfermedad natural denominada pancreatitis aguda. No contentos con haber mentido todavía tuvieron el cinismo de denigrarlo moralmente.

¿Cuánto de realidad hay en la nota oficial emitida por el régimen comunista? ¿Qué diferencia existe entre la pancreatitis aguda de curso natural y la pancreatitis aguda traumática? Según dijo Cicerón, “antes de discutir, definir”. Vayamos a las definiciones.

Pancreatitis aguda: enfermedad inflamatoria que su espectro anatomopatológico varía desde la pancreatitis edematosa, trastorno leve y de evolución limitada, hasta la pancreatitis necrosante, en la cual el grado de necrosis del páncreas guarda relación con la gravedad del ataque y con sus manifestaciones generales.

Existen muchas causas de pancreatitis aguda, siendo las más comunes la litiacis vesicular, el alcoholismo, la hipertrigliceridemia, la disfunción del esfínter de Oddi, algunos fármacos (azatioprina, 6 mercaptopurina, estrógenos, sulfamidas) y otros tipos de traumatismos.

Para mejor comprensión de estas causas las clasifico en traumáticas y por enfermedades.

Contusión simple del abdomen: es producida casi siempre por golpes directos sobre la pared abdominal. La lesión del páncreas resulta del aplastamiento del órgano contra la columna vertebral por un golpe a compresión desde el epigastrio, aunque puede ser ocasionada también por un traumatismo sobre la legión lumbar o la base torácica izquierda.

Después de la golpiza brutal, el disidente Soto García fue trasladado al cuartel de la policía de la ciudad de Santa Clara. Desde allí fue remitido al Hospital Arnaldo Milian de dicha ciudad cuando el oficial de guardia se negó a que permaneciera en el recinto. ¿Por qué fue remitido al hospital?

En dicho centro médico, le fue diagnosticado un cólico nefrítico, que no constituye una enfermedad quirúrgica. Se limitaron a administrarle un analgésico para el dolor y lo enviaron a su casa. Para desgracia de Soto, este fue un diagnóstico totalmente equivocado que selló su suerte. En ese momento, ya el paciente mostraba síntomas inequívocos de pancreatitis aguda necrosante traumática. Por lo general, cuando un paciente padece un ataque agudo, es posible determinar el momento específico en que comenzaron los síntomas.

En los pacientes de necrosis pancreática grave, los signos tempranos son menos dramáticos que los síntomas. Estas discrepancias entre las manifestaciones subjetivas y los signos objetivos de la enfermedad son de suma importancia a la hora de emitir un diagnóstico. Entre los síntomas que la caracterizan se encuentran: gran densidad de los síntomas funcionales, precocidad de los síntomas generales y pobreza relativa de los signos físicos.

¿Qué significa todo esto? Que aunque el enfermo se siente subjetivamente muy mal, en el examen físico se identificarán muy pocos o quizás ningún signo. Si, al pie de la cama, a Soto le hubieran hecho una punción abdominal, aún sin los elementos de diagnóstico de ultrasonido o rayos X, es altamente probable que este hombre estuviera vivo.

Regresando a los hechos que rodean a este lamentable caso, es importante destacar que, después de salir del hospital el 5 de mayo, Juan le dijo a su amigo el pastor Mario F, Llenart que los golpes recibidos habían “acabado con su vida”. La realidad que no puede ocultar el régimen aunque mienta un millón de veces es que, aunque Juan padecía de algunas enfermedades crónicas, estaba compensado y se mostraba alegre en los momentos previos a los golpes que pusieron fin a su existencia.

Por desgracia, esta brutalidad policial no constituye un caso aislado. Todo lo contrario. En los últimos meses la policía ha golpeado a innumerables disidentes, incluyendo damas armadas únicamente con las rosas del amor martiano. Con Juan Wilfredo Soto García se cometió un brutal asesinato político extrajudicial. Quienes perpetraron tal crimen actuaron al amparo de las palabras pronunciadas por Raúl Castro con motivo de la clausura del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba.

En ese discurso, el mandatario mostró su naturaleza represiva cuando dijo: “Es necesario aclarar que lo que nunca haremos es negarle al pueblo el derecho a defender su revolución, puesto que la defensa de la independencia, de la conquista del socialismo y de nuestras plazas y calles, seguirá siendo el primer deber de todos.” No hay que ser un genio para entender el mensaje.

Sabemos que Raúl Castro llama pueblo a los policías vestidos de civil, a los paramilitares de las infames brigadas de respuesta rápida y a los mal pagados informantes. Pero ninguno de estos brutales represores será capaz de erradicar de nuestros corazones las ansias de libertad y democracia a las que tenemos derecho como hijos de Dios.

Fuentes consultadas: Normas de Cirugías Cubanas, Principios de Medicina Interna, Harrison. 16th edición, Diccionario de Medicina. Océano Mosby. 4ª edición, The Merck Manual, 18th edición.

Por el Dr. Oscar Elías Biscet
Presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos.
19 de Mayo del 2011